Durante los pasados días desde la ocupación del recinto de Río Piedras disntintos estudiantes han tenido intercambios electrónicos con sus profesores sobre la asistencia a clase, las repercusiones por ausentarse y la determinación de una u otra parte de no entrar al Recinto a ofrecer o recibir sus cursos. Distintas clases se han ofrecido en los pasillos de Plaza Universitaria, en parques y salones de lugares privados o comunitarios. El Presidente de la Universidad ha dicho que estas clases no serán válidas. Mientras tanto, cientos de estudiantes continúan en la disyuntiva de acudir a clase o no.
A continuación, publicamos, con autorización de la autora, una carta enviada por una estudiante de segundo año de la Escuela de Derecho a su profesora y decana asociada de la escuela, Vivian Neptune.
Carta Abierta a la Profesora Vivian Neptune,
Decana Asociada de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico
Con el mayor respeto y consideración, entiendo que la
Escuela de Derecho no está preparada para continuar los procesos académicos con
normalidad. No es posible afirmar que la
entrada al campus por parte de la policía, la subsecuente ocupación y el aviso
de permanencia indefinida que la acompaña es normal. La normalidad no se
alcanza mediante la costumbre o mediante un mero posicionarse en el hábito.
Menos aún cuando se nos exige como estudiantes que asumamos la presencia de un
contingente de policías, vehículos todo terreno, macanas, chalecos antibalas y armas de fuego
como parte de nuestra cotidianidad estudiantil. Al igual que usted lo hiciera
meses atrás, yo repudio cualquier intento de violentar o eliminar la Política
de No Confrontación y me distancio de cualquier compañera o compañero
administrador, docente o estudiante que así lo haga. Una mirada a la historia
bastará para entender que, en este contexto, no estamos seguras ni seguros en
el recinto. No están seguros nuestros cuerpos, nuestras mentes; no lo está el
pensar que motiva la existencia misma de lo que concebimos como Universidad.
Al inventario de abusos y atropellos históricos que se
dieron hace décadas en nuestro campus se suma la memoria cercana de los empujones,
golpes, gas pimienta, macanazos que recibimos muchas y muchos hace apenas unos
meses. Todavía tenemos miedo cuando atravesamos un contingente de policías; aun
temblamos cuando escuchamos que la Fuerza de Choque está activada; aún miramos
nuestros cuerpos y el de las compañeras y compañeros y recordamos el lugar
exacto donde se nos intercambió una consigna o un acto de desobediencia civil
pacífica por el insoportable ardor en la piel producto de los gases o un
moretón provocado por una bota o una macana de un agente policíaco. Estuve
allí, y puedo casi identificar cada espacio de brea que ocupó cada uno de
nosotros mientras nos abrazábamos y llorábamos de la rabia e impotencia aquella
madrugada nefasta en que docenas de oficiales policíacos, entre estos Fuerza de
Choque, nos arrebataron la Universidad. Aún esa noche, profesora, en medio de
un piquete masivo formado de centenares de personas y que ocupara la avenida en
su totalidad hasta las tres de la mañana, creíamos que ustedes estarían de
nuestro lado. Como hace apenas unos meses, como en aquella carta que usted
escribió en repudio a las expresiones del Decano Roberto Aponte Toro, como en aquel
momento. Eso forma parte de nuestro haber, profesora, irreductiblemente.
¿Acaso, esta
vez, se nos invita a hacer caso omiso al precedente? ¿Tenemos que eliminar
selectivamente el acontecer histórico y social que nos llevó a adoptar la
Política de No Confrontación como uno de los estandartes más preciados de lo
que ha de ser la Universidad? ¿Es este contexto uno tan particularizado, con
garantías distintas, que justifique obviar lo ocurrido y amilanarnos a una
ocupación indignante? ¿Podemos supeditar la seguridad física de las y los
compañeros de la comunidad universitaria, TODOS, en pos de cumplir con un
calendario académico? ¿Han de ser estas las aspiraciones, entiéndase
calendarizar, asistir al aula de clases, cumplir con fechas, términos y horas
contacto, tomar exámenes, las únicas que debemos avalar nosotras y nosotros
futuros juristas?
No. No pueden serlo. No hoy. Jamás. Responder a estas
preguntas en la afirmativa implicaría la negación de aquellos ideales
particulares que me trajeron a la Escuela de Derecho. Es defender lo
indefendible, cubriendo con el manto de la responsabilidad académica una
responsabilidad social y más apremiante que nos rodea y nos exige participación
activa. Desde cualquier postura, a favor o en contra de paros o huelgas, lo
indefendible no deja de serlo a fuerza de dar la espalda y continuar como si
nuestra Escuela estuviera ajena a lo que sucede en la Universidad. Las y los
futuros juristas de la UPR somos parte de la UPR. A ella le debemos nuestro
pensar, el debatir libre de restricciones internas o externas, la posibilidad
de diferir sin miedo a la represión. Estas son nuestras cartas de triunfo. Para
nosotras y nosotros son irrenunciables, cueste lo que cueste.
Por mi parte, la situación actual en la Universidad me
parece dolorosa, angustiante y nefasta. Todos los días, cuando estoy con mis
compañeras y compañeros en la Ponce de León y los veo luchar, resistir, dormir
unas y unos sobre otras y otros, conocerse por vez primera y reconocerse
estudiantes de siempre, me duele. De igual manera, siento vergüenza e
indignación cada vez que me enfrento a una circular, una expresión, una
citación que aminora y da un hálito ficticio de normalidad a la situación
actual. Durante los últimos dos días, en la madrugada, me he cuestionado si
entraría a tomar mis clases, si debería sentarme a estudiar, si debería hacer
como el resto. Sabe, profesora, me basta mirar a mi alrededor, pararme en la
avenida, contemplar lo que nos queda de Universidad, para que surja un “no” sin
posteriores consideraciones.
¿Es ésta la misma Universidad que miraba cuando
pequeña, cuando estudiaba en el colegio y comencé a ser parte de la comunidad
riopedrense, durante mi bachillerato, cuando decidí entrar a Derecho? No lo es, profesora. En estos momentos, no podría
serlo. No así, ocupada, invadida, violentada. Sin embargo, vivo convencida de
que el aunar de apoyo de todos los que conformamos parte de la Universidad
puede devolvérmela. Nos la puede devolver. Me gusta pensar que aquí estamos los
estudiantes, que ahora lo que nos falta es que nos regresen nuestra
Universidad.
Soy una estudiante que se ha destacado académicamente
porque comprendo que estar en la Universidad también requiere un grado de
compromiso y entrega a los estudios que no puede ser abandonado. Sin embargo, los estudios no son la razón que
me movieron y me continúan dirigiendo a ocupar una silla en L2. En todo caso,
son una razón más. El quehacer académico no se reduce a la asistencia a clases
o a tomar un examen y sumar puntos a un promedio. El quehacer académico se
dirige inherentemente a la posibilidad de crear un pensamiento crítico y
defender aquellos valores que me trajeron a la Universidad, que me mantienen
aquí no como una máquina capaz de memorizar doctrinas y requisitos, sino como
un miembro activo, partícipe y ante todo solidario de mi comunidad
universitaria.
Por todo lo cual, profesora, la entrada a un campus
ocupado me parece inconcebible. En estos momentos, reafirmo que no entraré a
ninguna clase que se imparta dentro de este recinto inundado de policías. En
primera instancia, temo por mi seguridad física y la de mis compañeras y
compañeros. No quiero ser cómplice de ningún derramamiento de sangre ni de esos
hechos advertidos por una historia que amenaza con retornar para ensombrecer
nuestro devenir universitario. Segundo, y más importante aún, no permitiré que
mi capacidad de pensar, mi espacio de debate, ese que debe ser la Universidad, sea
ocupado también. Ir a la Universidad en
estos momentos es avalar las expresiones de un gobierno que afirma que acabará
con la izquierda. En otros términos, implica apoyar la gestión para erradicar
el pensamiento diferente que es siempre, por definición, radical. Eso es
intolerable y contrario a los principios que se nos imparten en nuestra Escuela.
No se trata de tener un proyecto ideológico particular, de paros o huelgas, se
trata de mí, posicionada en la Universidad, con garantías suficientes de libre
pensamiento y expresión. No apoyaré con
mi presencia que el pensamiento sea carne de cañón en el juego de poder
institucional. Jamás.
Entiendo el costo de esta decisión. No puedo afirmar
que no tengo miedo. Lo tengo. Yo también tengo interés en terminar el semestre,
mantener mi promedio, graduarme y culminar mi Juris Doctor. Quiero ser jurista.
Quiero ser profesora. Quiero formar parte de mi Universidad, hoy y
siempre. Pero entiendo que ese proceso
sólo será posible caminarlo cargada de dignidad y de unos principios
esencialísimos que se oponen a entrar hoy y ahora, en este contexto particular,
al recinto riopredrense. Estoy dispuesta a asumir las consecuencias de mi
pensar. Es precisamente esa la razón por la que no entraré al campus mientras
esté militarizado: quiero, ante todo, poder tener la libertad de asumir las
consecuencias de mi pensar.
Respetuosamente,
Ariadna Michelle Godreau-Aubert
En apoyo a esta determinación:
Francisco Aquino Serrano
Lourdes Arroyo Ortíz
Gabriela Camacho Negrón
José Iván Caraballo
Xiomara Caro
Hector J Claudio Hernández
Juan Antonio Corretjer Russi
Juan Antonio Corretjer Russi
Tania Díaz
Nicole Díaz González
Ana M. Ferrer
Etienne Figueroa Rodríguez
Andrés González Berdecía
Mariana G. Iriarte Mastronardo
Ignacio J. Labarca
Eduardo López
Hiram José López Rodríguez
William López Ruiz
María de Lourdes Martínez Cordero
Stephanie M. Lugo Cameron
Lucía Mateo
Sergio Méndez Sánchez
Angel Yamil Nieves Negrón
Aníbal Nuñez González
Gamelyn Oduardo Sierra
Ricardo Olivero Lora
Laura Otero
Carlos Andrés Pagán
Rohemir Ramirez Ballagas
Guillermo Rebollo-Gil
Arturo Ríos Escribano
Regina Rodríguez Manzanet
Carlos Rodríguez Mota
José Rodríguez Santiago
Joanne M. Rodríguez Veve
Lorna Salaman
Stephano Saltalamacchia Quiles
José E. Santiago Cardona
Estrella Santiago Pérez
Armando J. Santiago Pintado
Natalia Santos
Orozco
Bibiana Sarriera Requena
Alejandro Suárez
Rafael Toro
Idenis Torres Guzmán
Claudia Vázquez-Castro
Suscribo esta misiva en apoyo a la carta abierta de Ariadna a la Decana Asociada Vivian Neptune.
ResponderEliminarAtentamente,
Hans Perl Matanzo Ex-Alumno de la Escuela de Derecho de la UPR (Clase de 2004) y estudiante graduado de la Universidad de Puerto Rico
Hay que enviarle cartas a la administración y a los profesores para que, por lo menos, cambien los finales de la Escuela de Derecho para enero. Estudiar y entrar en el Recinto bajo este clima no es aceptable. Y yo no estoy a favor de la huelga, pero creo que la administración y la Escuela de Derecho le está pasando la aplanadora tanto a los que están a favor de la huelga, como los que está en contra.
ResponderEliminarYo no estoy a favor de la huelga tampoco eso es lo que quiere la administracion. Ellos pensaron que la entrada descarada y en gigantescas proporciones de la uniformada en la upr rp crearia una indignacion tan grande que nos iriamos a huelga instantaneamente.
ResponderEliminarAntes la tenia pero ya no me queda ni una pizca de duda que esta administracion lo que quiere es joder la universidad y robarse todo lo que puedan, sin disimular.
Profesores y administración de la Escuela de Derecho UPRRP:
ResponderEliminarAnte la atmósfera de intimidación que hay en el Recinto, por favor, cambien los exámenes finales para el mes de enero. No me obliguen a entrar ahora al Recinto, dejen que la intensidad de la situación baje. Nos estamos exponiendo todos. Además, así le damos "break" a nuestros compañeros huelguistas, de que no tengan que escoger entre sus principios y sus estudios. Escuchen, ustedes también fueron jóvenes. No somos el enemigo. Somos ustedes mismos, con unos años menos.
Yo matricule las clases que tengo este semestre sujeto al calendario actual. No tome dos clases que necesito por conflicto con las fechas de los examenes. No es justo que ahora los muevan a enero y se pongan en riesgo las clases de receso de invierno o se posponga el inicio del semestre a febrero.
ResponderEliminarLa Administracion debe buscar un lugar o vias alternas para ofrecer los examenes o dar incompleto a los que asi lo deseen.
Las clases comienzan en febrero anyway...Derecho no tiene la facultad de empezar su semestre antes que el resto del Recinto....
ResponderEliminarAl leer esto no me queda de otra que no sea el sentido de indignacion por un gobierno dictador que quiere eliminar a todo aquel que piense de manera diferente. Acaso alguien quiere recordar que asi fue como Chavez comenzo su manera de gobernar. Callar al pueblo, eliminar pensamiento racional es lo que los hace grandes. Un pueblo sin educacion es uno facil de manejar por que se mueve por masas, sin pensar. Eso quieren de nosotros. . . de nuestro Puerto Rico
ResponderEliminarViviane Neptune es y siempre sera una inepta.
ResponderEliminarNo es justo que nos quieran "atragantar" finales, mientras el resto del recinto ya ha tenido 3 cambios de calendario. Nosotros nos hemos afectado igual que el resto del recinto. Desgraciadamente, el presidente de la universidad dijo que no se pueden dar clases fuera del recinto, asi que tomar examenes fuera queda descartado. Si te sientes segura con guardias con AR-15/M-16 dando vueltas como si fuera area de alta incidencia criminal, I don't know. Ellos no saben quien es un "revoltoso" y quien no. Para ellos todos somos iguales.
ResponderEliminar¿Y si la policía no se va? ¿Se darán de baja? El tiempo dirá la fortaleza de sus convicciones.
ResponderEliminarLa nina siempre en buscando reconocimiento...
ResponderEliminarEn contra de la huelga. Dispuesto a pagar los 800. NO DISPUESTO a entrar a la iupi ahora mismo porque yo he leido y no quiero que se repita la historia ni con mi cabeza, ni con la de mis companeros de Derecho, con los cuales difiero, pero aprecio mucho.
ResponderEliminarNo se como se atreve la colega enviarle una carta a la Decana luego de que promulga en los pasillos que no sirven sus clases y que es una inepta. Oh well...Such is Lex.
ResponderEliminarAl amig@ al que llamare Oh well,,,Such is Lex, eres una verguenza para los juristas de esre pais, te escondes dentro del anonimato, Anda se valiente como nuestra amiga y di tu nombre, tu, que quizas eres seguramente monigote e instrumento de discordia, Asi es la vida """Quitate la Mascara""""
ResponderEliminarAl ultimo anonimo: No caigas en la trampa. La gente lanza lodo a falta de argumentos.
ResponderEliminarTodo el mundo a mandar emails.
La policía ha demostrado durante los últimos tiempos un comportamiento irracional. Los que se suponen protejan a la ciudadanía han matado a personas luego de tenerlos inmobilizado en el suelo, han maltratado y matado a sus conyuges, han disparado y matado a compañeros de trabajo, han participado en el narcotráfico, etc.
ResponderEliminarLa lista que demuestra que la policía es un peligro inminente para los estudiantes es larga. En el caso de una provocación van a terminar pagando "justos por pecadores", como sucedió en el pasado. Los que provocan tienen un plan de escape, pero no así los espectadores inocentes. La policía tiene que estar combatiendo la criminalidad de igual a igual con los delincuentes, no con los estudiantes. La Universidad no es una zona de alta incidencia criminal.
Los profesores tienen ahora la responsabilidad de proteger y velar por la seguridad de sus estudiantes, y no obligarlos a exponerse a un riesgo innecesariamente. El semestre está por teminar y pueden ofrecer los últimos cursos y examenes en lugares seguros fuera del recinto. De esta forma todos se protegen y los padres le estarán altamente agradecidos.
Opino que Jose Ramón de la Torre debería considerar fuertemente la opción de otorgarle a los profesores la oportunidad de ofrecer los exámenes fuera del Recinto por la seguridad de sus estudiantes. Después de todo, no se está lastimando a nadie.
ResponderEliminarDe no hacerlo se cae de la mata las prioridades de nuestra Administración.
un anonimo le dice a otro anonimo que se quite la mascara. tan risible como la carta.
ResponderEliminarLos dirigentes de la Universidad deben de tener mas confianza en su profesores, y respetar la libertad de catedra. La libertad de cátedra es uno de los derechos fundamentales de la libertad académica y de "la libertad de enseñar y debatir sin verse limitado por doctrinas instituidas".
ResponderEliminarDe otro lado, con la nueva tecnología hay universidades que ofrecen algunos de sus cursos por internet, lo que se espera vaya en aumento en el futuro. ¿Como es posible, entonces, que el Presidente de la Universidad diga que una clase que se ofrece al otro lado de la Avenida Ponce de León no es válida? En lugar de ir hacia el futuro, hay algunos que se quedaron mirando hacia el pasado.
No se por qué hay personas que piden una opción que se descartó. La administración no va a permitir clases fuera del recinto. Ya eso es noticia vieja.
ResponderEliminarEl problema no es que se puedan o no dar clases en el exterior, o por computadora, sino que hay un asunto de política en el cual si permiten clases en el exterior en este momento, se les vacía la universidad.
Sin entrar en el tema que hay profesores que no van a dar jamás una clase fuera porque le temen más a un tort que a la violencia de la policía.
HAY MUCHAS TRINCHERAS DE LUCHA : EXISTE LA SOLIDARIDAD, EL RESPETO Y EL ORGULLO POR TODOS USTEDES
ResponderEliminarLOS ESTUDIANTES DE LA UPR, CUENTEN CON UN PUEBLO QUE AUNQUE PAREZCA SILENTE SU SILENCIO ES ENSORDECEDOR!!!!!!!!!!
PARA TI MICHA MI AMOR Y MI RESPETO DESDE MI CORAZON , TATA
HAY ANONIMOS QUE CRITICAN A LOS QUE USAN MASCARA, YO POR EL CONTRARIO LOS ENTIENDO Y LOS APLAUDO PORQUE POR LO MENOS LUCHAN CON DIGNIDAD Y ENTEREZA, AY DE AQUEL QUE LO QUE TIENE POR ROSTRO ES UNA CALCOMANIA HIPOCRITA , Y LO MAS TRISTE ES QUE TENDRA QUE CARGAR LA MISMA PATETICA CARA SIEMPRE: LA CARA DEL COBARDE, DEL MEDIOCRE QUE NO APORTA NADA Y DEL ARRECOSTAO. QUE VIVAN LOS ESTUDIANTES QUE CON MASCARA O SIN ELLA LUCHAN POR SUS DERECHOS!!!! Y RECUERDEN, NO ESTAN SOLOS EL SILENCIO ES ....E N S O R D E C E D O R!!!!!!!!
ResponderEliminar