La rectora interina Ana Rosa Guadalupe comenzó a recitar el testimonio que aparentemente memorizó para la vista de interdicto preliminar que lleva la Universidad de Puerto Rico en contra de Gabriel Laborde, presidente del Consejo General de Estudiantes del Recinto de Río Piedras, y con el que su representación legal intenta arreglar los testimonios de las demás personas que ha presentado, que no han probado que los y las estudiantes estén impidiendo la entrada al campus o causando daños por actos de violencia.
Según Guadalupe, el paro de 48 horas decretado en la Asamblea General de Estudiantes del pasado 13 de abril, para llevarse a cabo los días 21 y 22 de este mes, si no se llegaba a un acuerdo con el Comité Negociador estudiantil, todavía, al 29 de abril, no ha terminado. Este paro estudiantil no pudo darse, ya que, en la mañana del día 21, la Rectora decretó un receso académico y administrativo, que, según definió en la vista de hoy, implica que no se ofrecen clases y se reducen las labores administrativas.
Esto es precisamente lo que está sucediendo en la Universidad, ya que, como testificó Guadalupe, sólo se está garantizando la entrada a quienes la Administración considera que realizan labores críticas: empleados y empleadas administrativos, de seguridad, de construcción e investigadores. Igualmente, en la vista de ayer, uno de los guardias universitarios que testificaron dijo que estaban dejando entrar a personal de seguridad y construcción; el emplazador José Méndez indicó que pudo entrar en su vehículo, luego de pedírselo a la Administración, y el profesor Gerardo Morell, quien había alegado originalmente que se le impedía el paso al Recinto y que no quería entrar a pie por no sentirse seguro, aceptó que el Decano de Ciencias Naturales le informó de un mecanismo para que los investigadores entren en vehículos con escolta a sus edificios.
Reconstruyen el testimonio
A pesar de que testificó que eran los y las estudiantes quienes impedían el acceso al Recinto por tener carpas y casetas de campaña cerca de las entradas, la Rectora expresó que, bajo la Certificación 90 de 2005, ella tiene el deber de custodiar los portones. De hecho, en estos momentos, quienes pasan por los portones del recinto riopedrense lo que observan son patrullas y agentes de la Policía de Puerto Rico. Ni siquiera hay autos de estudiantes cerca de las entradas, ya que los oficiales recibieron órdenes de multar a quienes se estacionaran por los portones.
Al preguntársele qué se requiere para decretar un receso académico y administrativo, la Rectora explicó que lo decretó porque había “perdido el control de los portones y no podía garantizar la seguridad”. No mencionó que su actuación requería una resolución fundamentada, como salió a relucir en la vista del interdicto de los estudiantes contra la Universidad, cuyo fallo fue favorable para los primeros ayer. El juez José Negrón Fernández, quien está viendo ambos recursos, estableció que la Rectora no cumplió con lo que le exigen los propios reglamentos de la institución para poder justificar que se coarten los derechos constitucionales del estudiantado.
Por otro lado, Guadalupe indicó que se le dificultó salir del Recinto para la conferencia de prensa que dio en Plaza Universitaria el 21 de abril y terminó saliendo por el portón de la pista atlética. En la vista del interdicto presentado por los estudiantes, la Rectora, luego de contar con los dedos, testificó que el 21 de abril no salió del Recinto en momento alguno y que los demás días había entrado y salido del campus tanto en su auto privado como en el de Rectoría, sin mencionar dificultades.
Por primera vez en todo el desfile de prueba de la parte demandante se mencionó al demandado Laborde y lo único que se dijo fue que él, como presidente del Consejo, convocó la Asamblea donde el estudiantado aprobó en votación el paro de 48 horas y que intercambió llamadas con la Rectora para reuniones con el Comité Negociador que no llegaron a darse, en parte, porque Guadalupe no reconocía a los comités de acción de las facultades como representantes estudiantiles.
Asimismo, a la Rectora se le preguntó el nombre del vicepresidente del Consejo, Santiago Velázquez, con el único propósito de que quedara en récord, dado que, en la vista de ayer, el profesor Morell indicó que una persona que se identificó como vicepresidente del Consejo le dijo que no podía entrar el 21 de abril, pero no le constaba su nombre ni sabía quién era Velázquez.
No le salen las lágrimas
Como parte del libreto, mientras contaba el momento en que vio a unos oficiales del Recinto llegar a la oficina de la División de Seguridad con las caras rojas y dificultad para respirar, por el supuesto uso de “agentes químicos” en el portón de Ciencias Naturales, la Rectora casi llora. Detuvo su narración, se le aguaron los ojos y miró hacia arriba, ante las miradas incrédulas del público en corte. Luego, siguió testificando en su tono habitual y no se mostró compungida al ver las fotos de los ojos rojos de los mismos guardias.
El turno testifical de Guadalupe continúa hoy, a las 2:30 p.m., en la sala 904 del Tribunal de Primera Instancia de San Juan, en Hato Rey. Le seguirán los testigos de la parte demandada: los profesores Rafael Bernabe y Jorge Colón, y los estudiantes Jorge Farinacci Fernós, Fernando Moreno Orama y René Vargas Martínez.
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