Por Ivan Chaar-López
Multitud Enredada
El acto de nombrar lleva consigo una(s) fuerte(s) carga(s) significativa(s): se identifican agentes con delimitadas identidades, se desenmascaran juicios moralistas y se arman relaciones de poder, entre otros efectos. Sin embargo, lo que ata a un signo con un significado son las convenciones sociales (uso y costumbre) las cuales son fluidas y se encuentran en continuo cambio.
Aquí se puede ver cómo (unos estudiantes) han colocado varios pupitres y escritorios en el medio de una carretera. Este acto suele nombrarse como barricada. La barricada, como evento cultural, abre camino a una multiplicidad de significados, a pesar de ser un solo signo lingüístico o visual. En esta corta reflexión exploro algunos significados y signos utilizados para nombrar las barricadas estudiantiles en la Huelga Creativa de la Universidad de Puerto Rico.
En mis semanas dentro del recinto he procurado documentar los significados otorgados a las barricadas y las tensiones internas que provocan. Los estudiantes nunca hacen una referencia al "terror", sino más bien a la "ansiedad" de la incertidumbre: el no saber cuál será (o cuáles serán) la acción de la Policía o la administración universitaria en torno a la integridad física de los huelguistas. Algunos huelguistas significan las barricadas desde las coordenadas de la seguridad y la protección, mientras otros lo consideran un estorbo, un error táctico y una mala imagen. La administración universitaria y el gobierno ha recurrido al adjetivo criminalista del "bandalismo" para significar la barricada. Hay, incluso, otros huelguistas que entienden las barricadas como símbolos estéticos de las relaciones de poder que están en juego durante la huelga. Todos estos significados coexisten en escenarios de oposición y paralelismo que hacen visibles la política en esta huelga.
Sentado en la tienda de Moncho-Coop, la cual se encuentra en la entrada a la estación Universidad del Tren Urbano, le pregunté a varios huelguistas qué significaba para ellos la barricada. Un gran número me respondió que éstas apuntan a salvaguardar la seguridad, la protección de una amenaza física. Desde la (relativa) comodidad de un sofá o un escritorio puede ser fácil (sobre)analizar el miedo de una macana chocando en los portones y una segueta rompiendo candados. La ansiedad a la "entrada" de la policía movió a algunos a construir las barricadas como artefactos de protección. Otros lo hicieron como manera de viabilizar una narrativa mítica de "revolución": la "atenización" del Recinto de Río Piedras. Para que se pueda decir que hay resistencia, estos sujetos consideran que es indispensable que se hagan barricadas como señal de insubordinación a alguna autoridad (universitaria, estatal, corporativa, comunal).
Agentes de la administración universitaria (el Presidente José De la Torre, la rectora interina Ana Guadalupe y la presidenta de la Junta de Síndicos, Ygrí Rivera), así como otros ciudadanos han utilizado el término "vandalismo" para nombrar y significar las barricadas estudiantiles. ¿Cuál es la importancia aquí del nombre? Al utilizar el término vandalismo, estos agentes construyen un marco significativo que subraya las relaciones de poder manifiestas en el proceso huelgario. Los estudiantes son unos "vandidos", unos sujetos a los márgenes de la Ley que, con sus acciones, desestabilizan el orden del Estado. El uso "inapropiado" de los pupitres para interrumpir el paso interno en el recinto compone una insubordinación inaceptable al dominio legítimo de la autoridad universitaria o la ley estatal. El uso brindado al pupitre se ve como la destrucción del objeto, según los agentes críticos de la barricada, a pesar de que éstos no estaban realmente rotos.
Siguiendo esta línea de pensamiento, lo que se arguye es la indeseabilidad de que se "transforme" la función del pupitre y ésta transformación es "materializada" simbólicamente por la administración universitaria y otros ciudadanos. ¿Por qué utilizar pupitres para hacer una barricada? Porque era el artefacto más cercano en abundancia, porque cargaría una fuerza simbólica o porque sí (la no-racionalidad siempre es posible). Estas razones no son autoexcluyentes, sobre todo cuando la construcción de la barricada fue realizada por sujetos que no piensan todos igual. Un pupitre volcado hacia el suelo nos puede sugerir el trazo de una frontera entre las condiciones favorables de estudio y las condiciones que lo entorpecen. Cuando las acciones de la administración universitaria se dirigen a limitar el proyecto universitario y convertir la Universidad en una fábrica de producción, virar un pupitre puede significar "basta ya, así no se puede estudiar". La colocación de pupitres "hombro con hombro" apunta a un tranque colectivo sobre lo que algunos consideran inaceptable: la educación pública universitaria como privilegio social.
El uso de pupitres y otros objetos para obstruir el paso tiene una variedad de significados increíbles, está de uno decodificar y recodificar el signo desde nuestras posiciones ideológicas. Las barricadas en esta huelga no son la excepción. La transformación de la función del pupitre representa la respuesta de un contrapoder que resiste la autoridad, igualmente transformadora, de la administración universitaria y el Estado.
Ojo: La palabra es vandalísmo (con v). Proviene del nombre Vándalos de las tribus germanas cuyos actos de guerra incluían la destrucción de objetos sin valor militar. De ahí el término vandalísmo. La palabra Bandolero es un término que se refiere a mexicanos que portaban sobre su pecho dos bandas de balas o "bandoleras".
ResponderEliminarTiene razón sobre la corrección del término "vandalismo". Fue un error de edición mío. Se supone que donde leía "bandalismo" lea ahora "vandalismo". El "bandido" lo utilizo partiendo del concepto discutido por Eric Hobsbawm en su libro "Bandits", aunque aplicado en otro contexto.
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