Por Mariana
Muñiz Lara
“Los estudiantes
nunca nos levantaremos de una mesa de negociación y nunca cerraremos las
puertas al diálogo”, declaraba con aplomo Gabriel Laborde, entre aplausos de
estudiantes y profesores, en el pasillo del noveno piso del Centro Judicial de
San Juan, a las 7:00 p.m., luego de que el juez José Negrón Fernández declarara
sin lugar las solicitudes de desacato en su contra.
Una hora y media
antes, la historia no era tan feliz, pero sí estaba cargada de emoción. El juez
había citado a las partes a la sala 904 para las 5:30 p.m. Entonces, emitiría
su fallo sobre las dos peticiones de la Universidad de Puerto Rico (UPR) para
encontrar a Gabriel, presidente del Consejo General de Estudiantes del Recinto
de Río Piedras y miembro del Comité Negociador electo en Asamblea General de
Estudiantes para buscar acuerdos con la administración universitaria, incurso
en desacato por desobedecer las órdenes dictadas en su contra en los casos de entredicho
provisional e interdicto preliminar sobre el acceso al centro docente.
A la hora
dispuesta, Gabriel entró a la sala; saludó a sus compañeros y compañeras
estudiantes, y se dirigió al segundo banco, donde se encontraba su familia. Le
dio un fuerte abrazo a su mamá y se limpió una lágrima con la mano derecha
mientras se abría paso hacia los asientos de la parte demandada con la
izquierda. Se sentó junto a sus siete abogados, con temor en su semblante, pero
mirada decidida. Su papá permanecía cabizbajo, mientras su mamá tranquilizaba a
su hermano, acariciándole la espalda. La sala iba llenándose de estudiantes y,
aun más, de profesores y profesoras con caras de preocupación; rostros
desconcertados de personas que no entendían cómo era siquiera una posibilidad
que un joven se enfrentara a multas y cárcel tan sólo por ostentar el cargo de
presidente del Consejo durante una huelga universitaria.
A las 6:30 p.m.,
la sesión no había comenzado. En medio del ambiente tenso, Gabriel entraba y
salía del salón. De camino, se detenía a apretarle la mano a su mamá, quien más
tarde estaría indicándole a la prensa lo orgullosa que estaba de la rectitud y
la determinación de su hijo y de lo confiada que estaba en que los reclamos
estudiantiles eran justos y beneficiaban a todos y todas.
La orden
Quince minutos
más tarde, entró el juez. Se disculpó por la tardanza, aduciendo a que estaba
ponderando el contenido de los expedientes. Procedió a leer su orden. Comenzó
exponiendo las órdenes que la Universidad alegaba que había desacatado. Con
tono serio, mirando a Gabriel y pronunciando con más fuerza las palabras “este
tribunal le ordenó”, dijo que la orden del entredicho provisional del 22 de
abril lo obligaba a permitirle la entrada al Recinto a toda persona y a cesar
toda conducta violenta, y que la del interdicto preliminar del 30 de abril le
exigía ejercer sus prerrogativas para que quienes estuvieran participando del
paro no obstruyeran la entrada, no incurrieran en violencia o daños a la
propiedad y no intimidaran a quienes desearan entrar.
“Se le dio a
Gabriel Laborde la oportunidad de presentar la prueba con la que mostraría
causa por la cual no deba ser encontrado incurso en desacato” y determinó no
presentar prueba, explicó el juez. La tensión aumentó unos segundos.
“En este
momento, no hay prueba en autos que nos permita concluir que Gabriel Laborde
haya desacatado la Orden de Entredicho Provisional o la Orden de Injunction
Preliminar”, resolvió Negrón Fernández. Se escuchó un suspiro de alivio grupal y
los rostros se iluminaron. La audiencia se aguantó las ganas de aplaudir.
Vista mañana
El juez continuó
advirtiéndole a los abogados de la Universidad que los anejos que presentaron
en su solicitud eran suficientes para establecer que tenían un caso “prima
facie”, pero no para establecer el desacato en sus méritos. No obstante, señaló
una vista para mañana, a las 10:00 a.m., en la misma sala, para que la
Universidad pueda presentar evidencia de que, en efecto, Gabriel no ha cumplido
con las órdenes. Esta prueba podría incluir testimonios de decanos.
Uno de los
abogados de Gabriel, Juan Santiago, expresó que estaban complacidos con la
resolución y que mañana presentarían argumentos de Derecho sobre el trámite
irregular que ha seguido la institución a lo largo del litigio contra el joven
y se opondrán a que la UPR presente evidencia cuando ya sometió su caso.
Someter el caso significa que la parte desfiló toda la prueba que tenía y se
atiene a lo que el tribunal resuelva con ésta.
Dos victorias
Tras recibir la
orden, Gabriel salió airoso por el pasillo de la corte. Quienes fueron
apoyarlo, quienes apoyan la lucha estudiantil, no lo aguantaron más. Aplausos y
más aplausos. “Hoy, los estudiantes hemos tenido dos victorias”, dijo Gabriel
en referencia al no ha lugar de los desacatos y a que la presidenta de la Junta
de Síndicos, Ygrí Rivera, luego de tres semanas de peticiones, había accedido a
reunirse con el Comité Negociador y, en esos momentos, debía estar sentada con
ellos.
“Estamos un paso
más cerca de culminar el conflicto. Sigue en manos de la Junta de Síndicos
terminar la huelga negociado”, señaló Gabriel y le recordó a los síndicos que
negociar significa ceder de parte y parte.
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