Por Redacción DESDE ADENTRO
Foto: Jesús Vázquez
Como
parte de los mensajes ofrecidos en la concentración del 18 de julio de 2010, dos
estudiantes del Recinto de Río Piedras ofrecieron un mensaje a las miles de
personas que se reunieron en la Ave. Roosevelt para protestar contra las
injusticas, excesos de poder y atropellos perpetrados por el gobierno de Luis
Fortuño contra diversos sectores y comunidades. La joven Gabriela Camacho es
estudiante de Derecho y Waldemiro Vélez Soto es estudiante de Ciencias Sociales
y fue miembro del Comité Negociador Nacional. Ambos, en representación de los
estudiantes del país, leyeron el siguiente mensaje que reproducimos íntegro a
continuación.
Mensaje
al País:
Madres,
padres, obreros, amigos, compañeras y compañeros todos. Ustedes han sido
testigos de la lucha que los y las estudiantes hemos fraguado en defensa de la
educación pública y accesible para todos. Nosotros entramos en nuestro proceso
huelgario sin tener idea de cuánto se iba a extender esta batalla pero
conscientes de la urgencia de tomar acción ante la amenaza de desmantelar el
espíritu mismo de nuestra amada universidad. Enfrentamos momentos
difíciles, pero pudimos sobrellevarlos en gran medida por el apoyo
incondicional que nos brindo el pueblo y es momento de darle las gracias.
Gracias
por creer en nosotros, por cada botella de agua, por cada alimento, por cada
acto de presencia en nuestros portones, por cada abrazo, por cada oración, por
cada grito de indignación, por la indiscutible solidaridad.
Tras
60 días de resistencia ganamos algunas batallas pero la lucha no termina.
Los y las estudiantes hemos sido claros en que no vamos a claudicar ante los
abusos que se dan en nuestra alma máter y continuaremos luchando ante los
abusos que se extienden más allá de las aulas. Seguidos por esta
insaciable sed de justicia nos dimos cita en la casa de las leyes a ejercer
nuestro derecho a la libre expresión y a retomar el espacio constitucionalmente
consagrado para el pueblo. La respuesta del gobierno no se dio a esperar
y fue la expresión más evidente del estado de represión en el que vivimos.
Se
que muchos han llegado aquí, han marchado, han consignado y han levantado su
voz indignados ante el abuso y la indiscriminada violencia en las imágenes de los
acontecimientos del
pasado 30 de junio en capitolio. Pero la violencia
tiene muchos rostros y este pueblo ha sido maltratado a diestra y siniestra por
sus administradores. Llevamos demasiado tiempo siendo olvidados, que no quepa
duda.
Meses
de periódicos llenos de compañeras muertas a la mano de sus parejas, muchos de
estos, miembros de la misma policía que algún día juró protección a los
ciudadanos. Servicios
elementales siendo asaltados en medio de miles de despidos. Agencias en crisis por recortes
humanos y presupuestarios que develan una clara intención de dejarlas
inoperantes. Intentan engañarnos mientras el dinero del pueblo de desvía a las
manos de unos pocos que no asumen la responsabilidad que les fue
encomendada.
Amigos
golpeados en callejones por su sexualidad, por ejercer su derecho a celebrarla.
Niños atacados por la policía mientras intentan defender a sus madres de un
vicioso desalojo y las macanas que lo acompañan. Estas son las imágenes
que no podemos olvidar. Compañeros y compañeras, nuestro pueblo, nuestro país,
se está derrumbando y todos nos vemos afectados. Esto no se trata de un
día oscuro en el calendario, en el que un grupo de estudiantes fueron privados
de su derecho a la libre expresión de una forma atroz.
Vivimos
siendo atacados, golpeados todos los días, en cada lectura del periódico en la
mañana, en cada árbol cortado, en cada muerte, en cada día de incertidumbre, en
cada ley enmendada a oscuras mientras el pueblo duerme.
Compañeras
y compañeros puertorriqueños, es la salud, la educación, el hogar, el sustento,
el futuro de nuestros hijos, hermanos, padres, madres y compatriotas lo que
están poniendo en juego. Y lo hacen en todas las escalas, con
todas las armas con las que un estado puede arremeter contra los trabajadores y
las familias que lo componen, lo construyen y lo sustentan. Este pueblo, no
quiere, no merece y exige ¡ni un abuso más!
Como muy bien ha
demostrado la compañera Gabriela, tenemos que ponerle un freno a todos estos
atropellos de pasados y presentes gobiernos, de pasadas y presentes
administraciones que no le responden al pueblo, no representan al pueblo y se
lucran o benefician de nuestro sudor y nuestra sangre.
Cuando nos encontrábamos
luchando todos y todas en defensa de la educación pública universitaria hace
unas semanas atrás, no esperamos por un nuevo cambio de administración
universitaria, una nueva composición de Síndicos o nuevos representantes
estudiantiles puestos por el gobierno de los ricos. Todo lo contrario, fuimos
pro activos en crear propuestas, en buscar el diálogo y ante la intransigencia
más férrea de Presidencia y Fortaleza nos encontramos como pueblo luchando en
la calle.
Ante estos
ataques viciados hacia nuestros derechos, nuestra única salvación es la unidad
de todas y todos las trabajadores al unísono, en protestas de pueblo contra el
innoble régimen presente. Tenemos que ejercer de manera combativa nuestras
protestas para poder romper las cadenas que nos marginan y destruir los obstáculos
del discrimen, para así marchar hacia un porvenir de progreso para todos y todas las
trabajadoras. Tenemos que demostrar de una vez y por todas que esta gran masa
de humanidad ha dicho basta ya, ha echado a andar y su marcha de gigantes, ya
no se detendrá hasta conquistar la verdadera democracia. Los y las estudiantes
entendemos que la unidad en la acción, junto a la implementación de diversos
métodos de lucha son unas de las claves para rescatar una vez y por todas nuestros
derechos conquistados y aun por conquistar.
Pero para esto
tenemos que concebir que si no existe la organización democrática y las
protestas con propuestas, después del primer momento de impulso y de rabia,
toda nuestra ira perderá eficacia como ocurrió hacer un año atrás. Por eso
hacemos un llamado a la organización desde las bases y a la democracia
participativa desde abajo. Por eso no podemos esperar por el próximo cuatrienio
para crear un cambio. El momento de actuar es AHORA, el momento de frenar estos
abusos hacia el pueblo trabajador es AHORA y para esto debemos hacerlo
conscientes de que no podemos tener miedo. No podemos tener miedo a la hora de
darnos a respetar y a la hora de ir a organizar, organizarnos o luchar por
democratizar espacios burocráticos de lideratos que no representan nuestro
sentir.
Tenemos que
crear espacios de participación ciudadana y de autogestión obrera para que
escuchen nuestros reclamos. Apelamos a la creación de asambleas obreras en
todos los sindicatos, de asambleas comunitarias, de asambleas estudiantiles
para luego convocar y organizarnos a nivel regional como pueblo. Es hora de
ejercer bajo la democracia participativa ese poder que se ha delegado a
nuestros verdugos de una vez y por todas.
Tenemos que demostrarle a este gobierno que seamos nacionalistas o no, seamos estadolibristas o no, seamos PNP’s o no, como decía el Dr. Pedro Albizu Campos “cuando la tiranía es Ley, la REVOLUCIÓN es ORDEN”.
Con el "compañeros y compañeras" perdiste a mi hermano. El es un tipo humilde pero rápido de mente y dijo "sapos y sapas, lobos y lobas".
ResponderEliminarGuárdense el "desdoblamiento" para el salón de clase si no quieren alienar y parecer una tropa de creídos.